sábado, 16 de mayo de 2015

Bruselas, “Evolving ERW2105 and beyond” y el “Big Elephant”.

He colgado en el corcho de mi mesa de trabajo mi pegatina del “Big Elephant” que me he traído orgullosa de la reunión “Evolving ERW2105 and beyond” que tuvo lugar el martes en Bruselas. Me invitaron a esta reunión como representante de Hisparob, la entidad coordinadora en España de la Semana Europea de la Robótica. Nos juntamos un pequeño número de personas entre los que había representantes de: Portugal, Italia, Irlanda, Francia, Reino Unido, Finlandia, Hungría, Rep. Checa, Alemania y Holanda; una representante de RoboHub y un par de representantes de TG Education (que son la rama europea que organizan la Robocup y Robocup junior)


Y nos tocó presentarnos. Para ello nos pidieron que sacásemos de la cartera, cada uno dos cosas que más nos definen. A mí me tocó casi la última y a medida que iban cada uno presentándose (con tarjetas de puntos de volar, billetes de tren de diferentes países, tarjetas de cafeterías, de librerías, de defensores de su lengua, el carnet de conducir de California...) yo iba entrando en pánico y rebuscando en mi cartera, que no tenía nada de eso que los demás sacaban, a ver qué era aquello que más decía de mi misma. Y encontré dos cosas: la foto de mi hija mayor Iria cuando era un bebé y la tarjeta de mi empresa, donde pone que soy “fundadora” de Logix5. Así que yo, que en el fondo soy más una madre que otra cosa saqué la foto de mi hija mayor y conté como mi hija era la razón última de que yo estuviera allí. Gracias a Iria dejé un trabajo que no me gustaba, gracias a ella cuando surgió la oportunidad me decidí a embarcarme en el proyecto de montar nuestra empresa, para hacer cosas que me apasionan. Y gracias a mi hija pequeña, Ada (de la que no llevaba foto) comenzamos a plantearnos como empresa introducirnos en el mundo de la robótica educativa. Ada que tuvo la ilusión de dibujar a su madre haciendo un robot cuando en el cole hicieron un dibujo de las profesiones de sus padres. Su profe que no perdió la ocasión de pedirme que fuese a clase a hablar con los niños sobre mi trabajo, todos los niños y niñas de 4 años que me dejaron perpleja con el interés y las preguntas. La profe de mi hija mayor que se apuntó al experimento, los compañeros de Iria que me impactaron por la sabiduría y la atención de lo que me decían. Mis socios que cuando les dije que igual tenía sentido meternos en esto, lo miraron con mente abierta y se apuntaron al carro. Todos los profesores apasionados de la enseñanza que mueven montañas, empresas amigas que creen que colaborando avanzamos todos mejor, Hisparob que nos da un marco común de relación. Gracias a todos ellos, yo estuve el martes en Bruselas, hablando de robótica, sociedad y educación con gentes fantásticas de muchos sitios. Hoy que muchas veces se valora tanto el esfuerzo personal, individual en los logros, soy plenamente consciente de que mi parte en esto es un granito de trigo más en el granero formado por tantas otras personas.

Ha sido una reunión de trabajo con el objetivo de generar ideas, coordinar y empujar el proyecto, no sólo de la Semana Europea de la Robótica, sino de estrechar lazos entre la robótica y la sociedad. La mayor parte de los asistentes procedían del mundo de la robótica tanto en relación con empresas (los menos) como con el ambiente universitario (la mayoría). En mi caso estoy entre entre dos aguas, porque es cierto que vengo del mundo de la robótica y me muevo bien en ese entorno (conozco la gente, sé de qué hablan, he pasado muchos años de mi vida vinculada a la investigación en robótica y ahora tengo una empresa de robótica...) pero además tengo una vinculación especial (gracias a vosotros) con el mundo educativo no universitario. En este sentido mi perfil era único en la reunión.
Hemos trabajado siguiendo dinámicas de trabajo divertidas, originales y sobre todo útiles para poder reflejar las ideas, locas o no, de tantos cerebros pensantes: unas veces reflexionando en grupos con diferentes configuraciones, agrupando ideas en post-it de colores, escribiendo en grandes papeles propuestas nuevas, pegatinas que el facilitador iba poniendo a distintas contribuciones relevantes: frutas para aquellas ideas nutritivas, que alimentaban al grupo, signos de metro para las que nos hacen avanzar y elefantes para aquellos aportes de peso, realmente importantes para el grupo... En concreto han salido muchas ideas sobre la búsqueda de financiación para la ERW, de mejora de coordinación, de aumentar la participación de empresas, de acercar la robótica a la sociedad, buscar relatos que lleguen a las personas y no tanto discursos académicos, de que las acciones sean más a largo plazo y menos puntuales, de pensar en maneras de medir el impacto...Incluso hay una propuesta de cambiar el nombre de la ERW para que darle un tono más festivo y participativo. Todo el torrente de ideas y propuestas se recogerán en un informe para ir orientando las acciones de todos en esa línea.
Y al terminar el workshop, el facilitador nos dio las gracias por el trabajo, por las ideas... y después dijo algo así "pero si me permitís le voy a dar la pegatina del big elephant a Lía por su emocionante y personal historia de por qué ella está aquí. Relatos como ese son los que tenemos que transmitir a la sociedad y los que nos van a impulsar a que la robótica llegue a todos". Así que ese big elephant que hoy cuelga de mi corcho es también un poco de mucha gente. Y no quiero olvidarlo. Y por eso lo he colgado para verlo bien cada día y tener presente que la robótica y la tecnología son, al final, historias de personas, relatos de vidas que han sido, que son y que serán. Y que este mensaje, directo al corazón y a lo más profundo de nuestro ser humano, es la pieza clave de la que no nos podemos olvidar todos aquellos que queremos estrechar los lazos entre la robótica y la sociedad.


Lía

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