Nos gusta construir y programar robots, sin duda. Pero a todos nos gusta más cuando tenemos un objetivo, una meta final. Cuando queremos hacer el robot "que hace la cama", "que nos trae el desayuno" o que "nos lleva la mochila al cole" la motivación es mucho mas intensa, lo que pensamos, construimos y programamos tiene un sentido. Y esa meta hace que queramos hacerlo muy bien, que funcione perfecto, que rebusquemos hasta conseguir la mejor solución, que le demos vueltas y más vueltas hasta que el robot se parezca lo más posible a nuestra idea original.
En este caso el taller que hicimos en nuestra Escuela de Robótica tenía como fin conseguir robots pintores y pintar con el robot una tarjeta. El objetivo era lograr colocarle a nuestros robots unos rotuladores y hacer que los robots, siguiendo un recorrido a nuestro gusto pudieran hacer dibujos, como mandalas robóticos, originales y divertidos. Pintar así una tarjeta es fantástico. ¡Estos son los resultados!
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