Los adultos mirábamos con asombro las creaciones de los chavales. Quedé fascinada por su ingenio, no exento de lógica y de explicaciones... Y en mi cabeza quedó la idea de que jugamos poco. Y probablemente por eso dejamos de aprender cosas fantásticas, y por eso tenemos dormida la creatividad. A pesar de que los expertos hace muchos años que dicen que el juego es parte sustancial del aprendizaje, incluso que es una de las características esenciales del ser humano.
Embarcamos a los niños en interminables tardes de deberes, idiomas, y qué se yo cuántas actividades "de provecho" más. Y les falta tiempo para jugar. Reivindicamos, sin duda alguna, el juego. Vamos a jugar con nuestros robots a todo lo que se nos ocurra. Ya os iremos contando.
Y para terminar, creo yo, esto ya sin estudios que lo corroboren, que esto que aplica para los niños, también valdrá para los adultos. Deberíamos jugar más, por supuesto con nuestros hijos, nietos, sobrinos... pero también con nuestras parejas, con nuestros amigos, e incluso solos, ¿por qué no? Seguro que lo pasamos fenomenal.
Lía